El día amaneció lluvioso,muy nublado;estamos en la pequeña población del Chaupi;ubicada al sur de Quito, como cosa rara las camionetas llegaron al hostal a la hora acordada. De forma rápida nos distribuimos en cada una de ellas, con nuestros respectivos morrales. El camino en esta primera parte esta en buenas condiciones; pasamos por la entrada de la Reserva Illinizas y para sorpresa de todos NO cobraron el acceso, ni tomaron nuestros datos, mas adelante nos informaron el por qué de esta situación.
A partir de este sitio el camino pasa a ser de tierra negra y se pone algo resbaloso; aunque estamos en verano. El conductor nos comenta que en invierno solo suben las 4X4.
De pronto una visión extraña, sorprendente: un zorro parado tranquilamente en la vía, solo el pito logra que se mueva observándonos con curiosidad.
Estamos en el páramo, pero notamos con sorpresa la falta de nuestros frailejones.
Llegamos al parqueadero la Virgen, tomamos unas fotos y comenzamos a caminar pero sin morral en esta primera parte. Una de las camionetas nos ahorra este trabajo dejándolas un poco más arriba.
Ahora sí con el equipo completo, empieza la marcha al refugio, las primeras pendientes son sencillas, cada uno va a su ritmo. De pronto nos encontramos con una pendiente ésta sí bastante fuerte, al comienzo de la cual en una gran roca nos separamos sin darnos cuenta, en la mitad de este sitio una niebla muy densa nos dejó un poco desorientados, pero de pronto a nuestra derecha subiendo por otro camino, alcanzamos a divisar a Carolina, Juan y un poco más adelante a Federico, tuvimos dudas si estamos por una senda equivocada paro la cantidad de huellas nos decía lo contrario, por fin coronamos este tramo, al final del cual, pudimos observar el techo del refugio, llegando en pocos minutos.
Primera sorpresa lo pequeño de este lugar , bastante incomodo además de costoso, tomamos la decisión de acampar, tenemos derecha a utilizar la cocina. El clima no mejora al contrario empieza a nevar, de pronto una mala noticia Ivonne viene muy enferma, están muy retrasados, me ofrezco voluntario para bajar a ayudar, Alejandro decide acompañarme, estamos alistándonos, cuando se les ocurre a los demás enviarles 2 caballos para que los suba. Por fin después de una espera un poco larga aparecen, salgo a su encuentro, acompañadolos en el tramo final, los ayudamos a armar su carpa e instalarse. Después de este pequeño descanso se toma la decisión de iniciar el ascenso al Illiniza Norte, así las condiciones no fueran las mejores.